teatro Florencio Sánchez del Cerro,Martes 19 de julio, 19,30 hs

teatro Florencio Sánchez del Cerro,Martes 19 de julio, 19,30 hs

Homenaje Uruguayo 2012 a Mandela

Martes 31/7, hora 19,
Casa de la Cultura de Maldonado,  
Dirección: Rafael Pérez del Puerto y Sarandí  
Teléfono 42 23 17 86

(agradecemos difundir)

Día Internacional de Mandela

05.07.2012

MONTEVIDEO (Uypress/Daniel Feldman) - En 2009, la ONU instituyó el 18 de julio como el Día Internacional de Mandela. Ese día, en este año, estará cumpliendo 94 años. El objetivo principal del Día de Mandela es inspirar a las personas a tomar medidas para ayudar a cambiar el mundo para mejor, y al hacerlo, construir un movimiento mundial para el bien.

En última instancia, lo que se pretende es empoderar a las comunidades en todas partes. “Emprender la acción, inspirar el cambio, hacer cada día un Día de Mandela”, es parte del lema.


En nuestro país, un grupo de ciudadanas y ciudadanos realizará el 31 de julio, por tercer año consecutivo, la conmemoración de dicho día.


En 2010 la convocatoria se realizó en la Sala 18 de Julio de Cinemateca y el año pasado en el Centro Cultural Florencio Sánchez del Cerro. Este año la convocatoria es para la ciudad de Maldonado. Participará el Intendente Oscar de los Santos y se espera contar, como en las os ocasiones anteriores, con la presencia del Embajador de la República Sudafricana. En la ocasión se proyectará la película Invictus, protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon, que trata sobre el campeonato Mundial de rugby que se realizara en Sudáfrica y conquistara el locatario y cómo Mandela logró alinear a todo el país tras su selección. También, el grupo de ciudadanos convocantes, viene trabajando en la iniciativa de que se designe con el nombre de Nelson Mandela a un centro educativo del país.


A continuación les entregamos el texto completo de la convocatoria:


La Asamblea General de la ONU adoptó por consenso el Día Mundial de Mandela en 2009. Se trata de un hecho histórico pues es la primera vez que un día del calendario internacional lleva nombre propio: además de Día de los Trabajadores, del Medio Ambiente, de los DDHH y otros muy significativos, los representantes de todo el orbe se pusieron de acuerdo en que este hombre simboliza los ideales que la organización proclama –y que muchos de sus países miembros no practican–: libertad, igualdad, justicia social, democracia. ¿Cómo fue posible que este negro africano, proclamado terrorista por el régimen racista de su país desde 1964, pero también por otros –recién en 2010 su nombre fue suprimido de la lista por el Congreso de los EEUU–, sea ahora el líder mundial vivo más respetado y venerado? Muchas cosas han pasado en el mundo para esto; seguramente, la más importante es la vida del propio Mandela: sus ideales, su lucha, su entrega, su dignidad.
Mandela fue líder de un pueblo oprimido y humillado por los racistas blancos, desde la conquista en el siglo XVII, de la mano de la iglesia holandesa reformada que se autoadjudicaba el papel de raza elegida y superior. Por las casualidades de la vida logró estudiar en su infancia –fue el primero de su tribu que lo hizo–; decidió ser abogado a pesar de haber sido expulsado del Colegio Universitario por pertenecer al Consejo de Representantes Estudiantiles –junto a su amigo Oliver Tambo– y promover una huelga. Fue el primer abogado que estableció un estudio jurídico para defender a los negros, por lo tanto, pobres y sin derechos, en los años 40.
Así se transformó en un activo luchador del partido del Congreso Nacional Africano (CNA), integrando su juventud y destacándose como dirigente. Fueron esos jóvenes que dieron un nuevo impulso a la lucha histórica que desplegaba el CNA desde principios del siglo XX contra el racismo y la explotación. Ellos fueron los redactores de la famosa Carta de la Libertad, un documento de 1955 donde se exponía un programa anti racista, liberador y democrático, que apuntaba a la transformación radical de Sudáfrica.
Rápidamente se transformaron en dirigentes del CNA y empezaron a ser reconocidos a nivel nacional como líderes de todo el pueblo. Sufrió persecuciones, fue encarcelado y juzgado con acusaciones falsas que él mismo, ejerciendo su propia defensa, logró desenmascarar. Desde entonces, promovió la desobediencia civil, las huelgas, la no colaboración; en fin, tomó gran parte de las enseñanzas de Gandhi para desarrollar la lucha no violenta a pesar de la represión brutal a la que eran sometidos.
Pero Mandela no dudó al inicio de los años 60 en adoptar formas de lucha más radicales, incluyendo acciones armadas y sabotajes, dado el incremento de la violencia del régimen y el cierre de otros caminos legales.
Sería uno de los principales líderes del pueblo sudafricano, perseguido y buscado por todo el territorio por las fuerzas racistas que lo consideraban uno de sus enemigos fundamentales. A pesar de su famosa habilidad para esconderse y recorrer pueblos y ciudades organizando la lucha, fue nuevamente apresado y condenado a cadena perpetua en 1964. En el juicio de Rivonia se le acusó de sabotaje. Las declaraciones de Mandela ante el tribunal durante este proceso son un clásico en la historia de la resistencia contra el apartheid y han inspirado a todos. Su histórico alegato concluye con las siguientes palabras: “He luchado contra la dominación blanca, he luchado contra la dominación negra. He venerado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la cual todas las personas vivan juntas en armonía e igualdad de oportunidades. Es un ideal al cual espero consagrar mi vida y realizarlo. Pero si fuera preciso, es un ideal por el cual estoy dispuesto a morir”.
Pasaría 20 años en la prisión de máxima seguridad de Robben Island, donde fue condenado a trabajos forzados y donde el racismo se expresaba hasta en la menor cantidad de comida que recibían los presos negros. A medida que crecía la lucha del pueblo y la presión internacional se hacía sentir sobre los gobernantes del Partido Nacional sudafricano, hubo intentos de negociar con Mandela, ofreciéndole su liberación a condición de que renunciara a ciertos principios. Es famosa su respuesta, leída por su hija en un acto público en 1984:


“Los prisioneros no pueden asumir contratos. Sólo pueden negociar los hombres libres.” Esto le costaría seis años más de cautiverio. Los sucesos políticos se precipitaron en el país y Mandela fue finalmente liberado el 11 de febrero de 1990. Inmediatamente retomó su rol de líder indiscutido del CNA y de todo su pueblo, logrando el acuerdo de noviembre de 1993 que estipuló el nacimiento de un régimen no racista ni sexista, democrático, bajo el principio de una persona un voto – viejo lema de los luchadores negros sudafricanos –.
En las elecciones de abril de 1994 Nelson Mandela es electo presidente de la República de Sudáfrica, cerrando una de las etapas más vergonzosas de la humanidad y abriendo una nueva vida para ese gran país y todo el continente africano.
La población negra había sufrido todo tipo de vejámenes, además de ser sometida a la explotación más descarada por la minoría blanca. Razones de sobra tenían para pedir justicia por los crímenes cometidos. Muchos pensaban que una guerra civil o un ajuste de cuentas contra la muy minoritaria población blanca era la salida inevitable a tan dramática situación. Sin embargo, aquí surge, otra vez, la figura de este hombre lúcido y principista: no se trataba de imponer el racismo de signo contrario ni de aplicar los mismos métodos que habían condenado del opresor blanco. Lucharon, dieron sus vidas y sus bienes, por una causa noble que no debían abandonar ahora que tenían el poder.


Su prestigio y su capacidad militaron en esta dirección.
Mandela, el que fue capaz de promover huelgas y sabotajes en los años del apartheid, también fue el hombre que impulsó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en su país. Para unos y otros. También se juzgaron los crímenes cometidos por luchadores negros, incluida su esposa Winnie –de quien se divorció años después–. Madiba –como le dicen, aludiendo a un título honorífico de los viejos de su tribu– fue el hombre del Campeonato Mundial de rugby en su país en 1995, deporte de blancos odiado porlos negros, al que logró transformar en un hito de la unidad nacional como tan bien cuenta el film Invictus.
No estamos solamente ante un gran sudafricano, sino ante un líder mundial que lucha desde su juventud por los valores que todos deberíamos promover y practicar; sin soberbia, sin resentimientos y sin renunciamientos, ubicando siempre al ser humano de cualquier color como centro de su preocupación.
Por todo esto, los uruguayos que vivimos apasionadamente el Mundial de fútbol que su país organizó magníficamente y que tanta alegría y autoestima nos devolvió, no podemos dejar de sumarnos a este día, el de su cumpleaños 94, para celebrar juntos su ejemplo y sus ideales, para comprometernos con su causa noble que no es otra que la de una sociedad mejor para todos.


Ciudadanas y ciudadanos por el Día Mundial de Mandela
18 de julio
Uruguay






1 comentario:

  1. Estimados amigos: gracias por la invitación que me remitieron. Lamentablemente, no podré asistir al acto en Maldonado. Ahora, con mis 90 años a cuestas, son pocas las veces que asisto a actos en el interior. Les deseo que las actividades que continúan organizando en homenaje al gran Nelson Mandela sean exitosas y que repercutan en la formación de nuestros jóvenes y nuestro Pueblo todo.
    Muy cordialmente,
    Miguel Soler Roca.

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